Chile, país bilingüe: un sueño (im)posible
Que Chile se convierta en un país bilingüe es una tarea es ardua, es cierto, pero posible si se dan algunas condiciones que no tienen que ver exclusivamente con la infraestructura y el recurso humano, sino con un componente más fundamental, la intención de centrar la actividad pedagógica en el aprendizaje.
Es cierto que ayuda tener salas de clases adecuadas, laboratorios de idiomas bien implementados y un número de horas apropiado, condiciones que son básicas (aunque sabemos que en muchos colegios, escuelas y liceos esta situación es muy dispar). Sin embargo, hay un elemento que es vital para generar un cambio profundo que tiene que ver con resignificar la labor del profesor y cómo éste entiende su trabajo, el que no se debe limitar exclusivamente al traspaso mecánico de contenido, sino más bien, a la generación de una experiencia de aprendizaje en el aula.
Pienso, por ejemplo, en el profesor de inglés de una escuela rural, con todas las dificultades y limitaciones que esa labor allí conlleva. ¿Qué significado tiene para esos alumnos aprender inglés de un texto que contiene temas carentes de toda relevancia para sus realidades y con el cual ellos no logran conectarse?
¿Cómo hacer que este profesor sea capaz de crear la necesidad por aprender en este grupo particular de estudiantes, que una vez terminada la clase vuelven a una cotidianidad tan distinta? Una realidad, muy frecuentemente, ajena a aquello estudiado con el profesor sobre, por ejemplo, “travelling” (viajar) cuando ellos nunca se han siquiera acercado a un aeropuerto.
Y no lo digo en forma peyorativa, sino realista. Cómo hacer que ese profesor de inglés rural entienda esta desconexión que existe entre el currículo y la realidad de sus alumnos.
Por qué, en lugar de pasar el texto unidad por unidad, no trabaja una historia de un niño del mundo rural irlandés o escocés con el cual sus alumnos puedan sentirse identificados y así el trabajo que hagan con esta historia les signifique más. Cómo hacer que todos nosotros los profesores de inglés podamos crear la necesidad de aprender el idioma de una manera más significativa.
Frente a este gran desafío, como es transformarnos en bilingües en un meridiano futuro, debemos hacer un gran cambio en la manera que entendemos la enseñanza, o más bien, la experiencia de aprender.
Y particularmente, en el caso del inglés, esforzarnos por generar la necesidad intrínseca de aprenderlo, para usarlo no sólo porque el idioma abre puertas en lo socio-económico, sino por la apertura al conocimiento de otras culturas que nos hace valorar la propia y nos ayuda a construir nuestra identidad personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario